Las Abuelas de Plaza de Mayo le dieron la bienvenida a la nieta 126
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Nieta 126: “El amor es más fuerte que el odio, siempre”

Las Abuelas de Plaza de Mayo le dieron la bienvenida a la nieta 126

Adriana es hija de Edgardo Garnier y Violeta Graciela Ortonali, ambos desaparecidos desde la última dictadura cívico-militar. “Su familia la buscó siempre. Fueron de los primeros en hacer la denuncia en Abuelas”, contó Estela de Carlotto sentada junto a la joven que recuperó su identidad.

Las Abuelas de Plaza de Mayo le dieron la bienvenida a la nieta 126, nacida en enero de 1977 durante el cautiverio de su madre, Violeta Graciela Ortolani.

“Ella podrá conocer a su abuela paterna, Blanca Díaz de Garnier, que vive en Concepción del Uruguay, donde nació su padre, Edgardo Roberto Garnier, y podrá charlar con sus familiares paternos y maternos, con los compañeros de militancia de sus padres, que ya la están acompañando para abrazarla en la verdad”, dijo la presidenta de la asociación, Estela de Carlotto, y agregó: “Su familia la buscó siempre. Fueron de los primeros en hacer la denuncia en Abuelas”.

Adriana se presentó espontáneamente a la sede de Abuelas para consultar por su identidad porque alguien de su entorno familiar le había dicho que no era hija biológica de la pareja que la crió. “Me enteré que no era hija biológica de mis padres un sábado y el lunes siguiente ya estaba acá para preguntar si era hija de desaparecidos, más que nada por mi fecha de nacimiento”, contó la nieta sin poder contener su felicidad.

“Se me completó la vida. La sensación de pasar de pensar que fui abandonada, no deseada, a sentir que fui una persona muy querida, muy deseada, muy buscada, que tengo una familia hermosa y que tengo una abuela, ¡no lo puedo creer!”, completó la joven en la conferencia de prensa junto a Carlotto.

Sus padres formaron parte de Montoneros. Violeta fue secuestrada el 14 de diciembre de 1976 en el Barrio La Granja de La Plata, con un embarazo de 8 meses. Desde entonces, Edgardo buscó por cielo y tierra a su mujer.

Luego regresó a su pueblo en Entre Ríos, pero cerca de la fecha probable de parto emprendió nuevamente la búsqueda. Se despidió diciendo que iba a buscar a su hijo y, al poco tiempo, el 8 de febrero de 1977, en La Plata, él también fue secuestrado.

Antes de finalizar, la nieta 126 alentó a que todos los jóvenes que tengan dudas se acerquen a Abuelas. “No pudieron: el amor le ganó al odio. El amor es más fuerte que el odio, siempre”, subrayó.

 

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