Somos explicitas y egocéntricas como Patty Diphusa, nos revolcamos en baños públicos, pero no le decimos papito a los bigotudos en Falcon verde. Somos anárquicas, promiscuas y damos “mamadas” por placer, nunca para ascender.
Por Clara Rodríguez y Daniela Rodríguez Gallego.
Las dos se desnudan, ambas usan lenguaje vulgar, y su principal arma de seducción es su cuerpo. En los dos casos sufren por amor, sólo que las Almodóvar lo saben y las Sofovich no.
A todos nos gusta mirar. Nos excitamos con la miseria ajena. Nos gustan los diálogos donde permanentemente subyace el doble sentido para enmascarar las relaciones turbulentas.
No nos gusta que los doctores nos prefieran desnudas, ni que nos sobre un marido. Nos gusta que nos aten y estar al borde de una ataque de nervios. Preferimos al matador antes que a Salomón Rey.
Somos explicitas y egocéntricas como Patty Diphusa, nos revolcamos en baños públicos, pero no le decimos papito a los bigotudos en Falcon verde. Somos anárquicas, promiscuas y damos “mamadas” por placer, nunca para ascender.
No nos operamos, porque así somos bellas, nuestra cabeza es más grande que nuestras tetas, siempre, por ley. Nos gusta todo sobre nuestra madre, somos adictas, no queremos que un señor de ciento treinta kilos nos manosee sin permiso, ni nos hable al oído con lenguaje soez. Abrimos las piernas porque disfrutamos que el mundo nos la coma, y las cerramos cuando vemos un caballero de la cama redonda.
“Pásame el lipstick, querida” y quedate vos con el tapado ochentoso de visón. SOY UNA CHICA ALMODOVAR!!