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A 72 años del ataque nuclear a Nagasaki. Albert Einstein advirtió del potencial energético del uranio

Einstein y la bomba atómica

Estados Unidos lanzó la primera bomba nuclear de la historia sobre la ciudad de Hiroshima el 6 de agosto de 1945.  El 9 de agosto lanzó una segunda bomba sobre Nagasaki, lo que desembocó en la capitulación de Japón el 15 de agosto y puso fin a la II Guerra Mundial.

Albert Einstein advirtió del potencial energético del uranio al presidente de Estados Unidos, Franklin Roosvelt.

Se calcula que más de 74.000 personas murieron en el acto y otras 63.000 lo hicieron posteriormente por la radiación y las heridas causadas por la explosión, que barrió del mapa la tercera parte de Nagasaki y prácticamente la totalidad de su área industrial.

Albert Einstein advirtió del potencial energético del uranio al presidente de Estados Unidos, Franklin Roosvelt.

Lo que quizá Einstein seguramente ignoraba es que la sugerencia de tomar al uranio como una importante fuente de energía sería utilizada después, para hacer la primera bomba atómica.

«Un trabajo reciente de E. Fermi y L. Szilard, el cual se me ha comunicado a través de un manuscrito, me lleva a esperar que el elemento uranio sea utilizado como una nueva e importante fuente de energía en el futuro inmediato», ecribió Einstein 2 de agosto de 1939.

En el mismo documento, Einstein explicó que «una reacción en cadena de uranio, permitiría crear bombas capaces de desaparecer grandes extensiones territoriales». «Una bomba de este tipo, almacenada en un barco y detonada en un puerto podría perfectamente destruir el puerto entero y parte del territorio que le rodea».

Desastre nuclear en Hiroshima y Nagasaki

En 1940 Estados Unidos creó el proyecto Manhattan, que tuvo a su cargo construir las primeras bombas atómicas.

Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos detonó dos bombas atómicas en Japón, primero en la ciudad de Hiroshima y después en Nagasaki.

Después de eso, la relación Einstein-energía nuclear, estaría en el ojo de la tormenta.

En mayo de 1946 fue nombrado presidente del Comité de Emergencia de Científicos Atómicos, para controlar el manejo de la energía nuclear. Desde ahí pugnó por el desarme nuclear, se pronunció en contra del re armamento de Alemania, y criticó las políticas implementadas por Estados Unidos durante la guerra fría.

Su activismo continuaría casi hasta su muerte el 18 de abril de 1955.  Ese año se unió al reclamo del filósofo y matemático Bertrand Rusell por limitar el armamento nuclear.

Así continuaría la cruzada contra la era que años atrás fuera iniciada tras descubrir las propiedades del uranio, elemento esencial en una bomba atómica, de las que él mismo informó al presidente de Estados Unidos. Una nueva era armamentista, creada paradójicamente, con la ayuda indirecta de un pacífico y excepcional científico: Albert Einstein.

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